La existencia de patrones moleculares asociados al envejecimiento demuestra que es un proceso programado y que la longevidad tiene límites, según investigaciones recientes. Estos hallazgos son posibles gracias a los relojes epigenéticos del envejecimiento, herramientas que permiten medir la edad biológica de un individuo, que se considera más relevante para la salud y el riesgo de enfermedades. Estos relojes se basan en las modificaciones químicas del ADN, específicamente en la metilación.
El primer reloj epigenético fue desarrollado por el genetista Steve Horvath, quien posteriormente creó relojes específicos para humanos y uno universal para todas las especies de mamíferos. Estudios recientes utilizando estos relojes han demostrado que los mamíferos que viven más tiempo presentan patrones de metilación más marcados, mientras que las especies con una vida más corta muestran patrones más tenues y lineales. Esto sugiere que el envejecimiento está programado a través de cambios moleculares y no solo es el resultado de daños aleatorios con el tiempo.
Estas investigaciones también sugieren que la longevidad de una especie está predeterminada y que solo intervenciones innovadoras podrían alterarla. De hecho, se han descubierto intervenciones que pueden influir en la edad biológica, como la reprogramación celular o la restricción calórica.
El hallazgo del reloj epigenético panmamífero tiene implicaciones clave en la investigación traslacional, ya que los descubrimientos obtenidos en modelos experimentales pueden aplicarse a los seres humanos. De hecho, estos relojes también se han utilizado en estudios clínicos, como el ensayo Triim, que evalúa tratamientos para regenerar el timo y prevenir el envejecimiento del sistema inmunológico.
En resumen, los relojes epigenéticos del envejecimiento brindan una nueva perspectiva sobre el proceso de envejecimiento y la longevidad. Su uso en la investigación ha permitido descubrir patrones moleculares asociados al envejecimiento y sugerir que la longevidad es un proceso predeterminado con límites. Además, estos relojes también tienen aplicaciones clínicas, lo que abre el camino para intervenciones innovadoras que podrían influir en la edad biológica y mejorar la salud en general.
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